martes, 10 de julio de 2012

Nido de Pájaros en mi Tinaja

Hace unas semanas me encontré con una sorpresa dentro de la tinaja que gasto como grifo para el llenado de la piscina, y es que habían construido un nido en el interior, en un rinconcito, unos pajarillos.
Tenía ciertas sospechas puesto que los autores del nido andaban merodeando cerca de la piscina, incluso estando nosotros dentro nadando, cada vez con más confianza, cosa que no habíamos visto hasta ese momento.
El pájaro en cuestión es el conocido como: Lavandera Blanca
De colores y lines elgantes muy estilizada y con una longuitud, desde el pico hasta la cola de hasta 18 cm.
A continuación os dejo las fotos del nido según iban evolucionando las crias hasta que de repente un día abandonaron la casa, sin más, ni siquiera dejarón una nota. Supongo que aprendierón a volar. Vaya suerte.
 Interior de la tinaja. Alojaron el nido en el fondo al lado de la manguera de entrada de agua.

 Estas son las primeras fotos que hice, aquí, supongo que tendrían pocos días de vida.

 En cuanto notaban presencia física abrían el pico con la esperanza de comer algo. Vaya pedazo de bocas, que hambrientos.



 Y estas son las últimas, se les ve ya creciditos y desafiantes.


 Pasados unos días procedí a retirar el nido. Sin duda hicierón un buen trabajo de ingeniería.


Esta es la entrada pricipal al nido, en la foto se pueden observar las pisadas del ir y venir, entrar y salir del día a día. También hay alguna defecación, les ha faltado un poco de aseo personal a estos pajarillos, tener la entrada de casa en esas condiciones no está nada bien, sobre todo por si vienen visitas.

Algunos datos sobre la Lavandera Blanca.

Longevidad: En cautividad difícilmente sobrepasan los seis o siete años.
Alojamiento: A pesar de tratarse de aves esencialmente libres, que preferentemente deben ser observadas en su deambular curioso por zonas ajardinadas, se adaptan,relativamente bien a la cautividad en una gran pajarera exterior e incluso en los límites de un jaulón, que acogerá a un solo ejemplar. Este recinto, alargado, debe medir como mínimo 80 cm de longitud, 40 de anchura y otros 40 ó 50 cm de altura. El techo, de hule o plástico blando, y una amplia bandeja de zócalo alto (10 ó 12 cm), en donde introducir bandejas con agua, así como dos perchas clásicas completan la jaula ideal de nuestra lavandera.
Alimentación: En libertad, las lavanderas se nutren fundamentalmente de insectos, lombrices, caracolillos y algunas semillas esporádicas, por lo cual ha de prepararse una buena pasta para insectívoros enriquecida con larvas de mosca de la fruta, del vinagre, así como de los coleópteros conocidos como ‘gusanos de la harina’.
Carácter y comportamiento: Alegres, curiosas y adaptables, sus movimientos sobre el césped, asi como el incesante ‘sube y baja’ de la larga cola, cautivan a los aficionados. Deben albergarse solas o con otras especies en grandes pajareras, pero no suelen tolerar ni siquiera a su pareja fuera de la época de cría.
Cuidados diarios: El tipo de jaulón con techo elástico y suelos blandos, ‘no abrasivos’ asi como las perchas, deben recibir un tratamiento higiénico muy escrupuloso a base de escaldados en agua hirviendo para limpiar los excrementos adheridos y prevenir la colonización por exoparásitos.
Reproducción: Complicada y nada fácil en cautividad, exige tener una pareja separada y soltarla durante el final del invierno en una gran pajarera exterior. La hembra nidifica en un nido de madera con abertura de rendija, nunca circular, recubriéndolo con musgo, pelote y otros materiales clásicos. La incubación de los seis o siete huevos de la nidada es compartida, pero básicamente realizada por la hembra durante dos semanas. Los polluelos vuelan a los quince días. Pueden criar dos o tres veces hasta el verano.
Enfermedades: Se acentúan en esta especie las anomalías carenciales imputables a una dieta pobre o poco variada, así como lesiones cutáneas.

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